sábado, 28 de febrero de 2009

El comunismo

Tradicionalmente, he oído decir que las formas políticas son prácticamente infinitas, pero que, a modo muy global, podemos clasificar un gobierno en tres etiquetas: fascista, capitalista o comunista.
Ejemplos de fascismo son la España de Franco, la Alemania de Hitler o la Italia de Mussolini: un dictador, con el poder absoluto, gobierna un país de modo totalitario, protegiendo a los ciudadanos, pero sin libertades de ningún tipo.
El capitalismo es fácil de definir, porque es el sistema que rige la mayor parte del mundo occidental actualmente. Está basado en unas grandes empresas, que ganan grandes cantidades de dinero por su propia cuenta. Hay mucha libertad, pero no las mismas posibilidades de llegar al lugar más alto.
Y finalmente tenemos el comunismo, que generalmente consiste en un dictador que elimina las libertades del pueblo, no les da cantidades extraordinarias de dinero, pero se encarga de que nadie muera de hambre y de que todos cobren un sueldo parecido. Ejemplos de este sistema los encontramos en la ex Unión Soviética, Cuba o la China.
Pero para ser un poco más exactos y objetivos, creo que voy a buscar en el diccionario las definiciones de estos tres sistemas:

fascismo. (Del it. fascismo).
m. Movimiento político y social de carácter totalitario que se produjo en Italia, por iniciativa de Benito Mussolini, después de la Primera Guerra Mundial.
capitalismo. m. Régimen económico fundado en el predominio del capital como elemento de producción y creador de riqueza.
comunismo. (De común). m. Doctrina que propugna una organización social en que los bienes son propiedad común.

Si ahora hiciera una encuesta y preguntara a un número determinado de gente qué sistema prefieren, de entre éstos tres, seguramente todas las respuestas irían al capitalismo, y es algo curioso, porque hoy en día todo el mundo se queja del sistema en el que estamos viviendo.
El fascismo actualmente está mal visto, porque en España nos quedó el ejemplo de Franco y no lo quisimos volver a repetir, aunque persiste en algunos países.
El capitalismo no nos gusta y también lo criticamos, pero, en vista de las alternativas, parece lo mejor a lo que podemos aspirar.
¿Y el comunismo? También está mal visto, y si no, fijémonos en lo que hacía Stalin con los que eran contrarios a sus ideales y en sus conocidos gulags.

Ahí está el problema: ser fascista está mal visto, ser capitalista también, y ser comunista, lo mismo. Entonces, ¿qué sistema queremos? ¿O es que tenemos la manía de quejarnos por todo y por todos?
Hoy en día, en un mundo dominado por el capitalismo, el egoísmo, la avaricia, la envidia, la búsqueda de riquezas y la superficialidad, se buscan ideales románticos en los libros, las series y las películas como el amor, la fraternidad, la igualdad y la justicia. Y es curioso, porque, de entre los tres sistemas mencionados, sólo el comunismo, ése que está tan mal visto, promueve la igualdad entre los ciudadanos.

Claro que, ¿quién se atreve hoy en día, con el consumismo y el ansia de bienes que tenemos, a plantear un sistema comunista? ¿Quién se atreve, cuando todos tenemos el ejemplo de las maravillosas películas americanas en las que James Bond, Rambo u otro espía secreto tienen que desmantelar casos de corrupción por parte del gobierno comunista ruso? Y sin embargo, esas mismas películas quieren promover el ideal de solidaridad y altruismo, y muchas veces, el de humildad. Y sobretodo, ¿quién se atreve a plantear el comunismo teniendo como ejemplo a Stalin y sus campos de concentración? Sería como plantear la resurrección de Hitler de entre los muertos.

Bien, señores: en realidad, el comunismo fue ideado por Marx, que habló de la lucha del pueblo y de la opresión ejercida por los burgueses, de la eliminación de la propiedad privada y de la dictadura del proletariado. Claro que esos ideales, a mí y supongo que a mucha otra gente, nos suenan a chino y a siglo XIX. Los trabajadores de hoy en día no sufren las mismas necesidades ni miserias que los de la época de Marx. Todos vivimos mejor hoy, gracias a Dios.

Entonces, todos entendemos por “comunista” a los partidarios de Marx, Stalin o Fidel Castro. Yo, en cambio, estoy segura de que hay muchos comunistas democráticos y respetuosos con la libertad del ser humano. Y si no, ¿qué era el PCE? El comunismo no tiene por qué plantearse como un sistema totalitario; es cierto que hay muchos comunistas dictadores que no dejan emitir opiniones contrarias a su gobierno, pero éstos son los ejemplos que tenemos ahora, porque son los que están al poder.

Finalmente, yo voy a decir que no soy, al menos no en esencia, comunista. Soy partidaria de la igualdad efectiva entre los ciudadanos, pero no de la eliminación de la propiedad privada. Todo el mundo tiene derecho a tener sus cosas, a ser ambicioso y a soñar con hacerse rico (aunque esto está provocado en gran parte por lo que nos ha inculcado el sistema capitalista). Lo único que quiero decir es que solemos mirar al sistema comunista con malos ojos, cuando en realidad, puede ser algo totalmente respetuoso con los derechos individuales y con la libertad del ser humano. No todos los comunistas son como Stalin o Fidel Castro.

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