Este blog está dedicado básicamente a temática política y social, para lo que suelo colgar artículos de opinón de lectores que han aparecido en periódicos y que se ajustan a mi línea de pensamiento. Aparte de esto, también cuelgo fragmentos literarios, letras de canciones que me gustan, etc.
Bien, escribo esto porque acabo de leer un artículo en el segundo número de la revista RománTica’s, y me he quedado perpleja. Sorprendida, desagradablemente sorprendida. Me revienta que en pleno siglo XXI sigamos siendo tan convencionales y clásicos, y que repitamos con lo mismo que se llevaba en el siglo XVII, por lo menos. Parece que los gustos de las lectoras de novela romántica no han cambiado. El argumento siempre es el mismo, los perfiles del chico y la chica son siempre los mismos…
A ver, para que quede claro, porque estoy empezando a escribir de forma desordenada, y sin organizar mis ideas ni explicar nada, el artículo trataba sobre los gustos de las lectoras de novela romántica, sobre todo, en cuanto a protagonistas masculinos. Y las conclusiones a las que llegaba la autora del artículo eran que los hombres de estas novelas deben ser:
1. Ricos. Nada de chicos pobres, tienen que ser condes por lo menos, o si son modernos, banqueros, que les sobre el dinero. 2. Guapos. No valen los chicos feos, ni bajos, ni tontos. Tienen que ser físicamente perfectos. 3. Con experiencia sexual. Tampoco valen los vírgenes. Eso sí, las chicas no deben haber tenido ninguna experiencia previa, deben perder su virginidad con el protagonista. Él, en cambio, cuantas más relaciones haya tenido previamente, mejor. 4. Con un buen potencial genital. Relacionado, por supuesto, con lo anterior. 5. Sin ningún desperfecto físico. Es decir, nada de cojos, ciegos, bizcos ni nada por el estilo. Pueden haber pasado por muchas guerras, pero deben estar enteros. 6. De origen norteño. Precedentes del norte de Europa, o como mucho, de América del Norte. Nada de sudamericanos o de africanos.
Bien, después de leer estas conclusiones, sólo puedo decirle a la autora de este artículo que se deje de manías. Eso va también por todas las lectoras que sigan estos puntos a raja tabla, por supuesto. No digo que los protagonistas masculinos deban incumplir alguno u otro de estos preceptos, pero tampoco hay que ajustarse a esas reglas como si fueran un corsé. Porque, mirando, con una sola ojeada a estos mandamientos, mis conclusiones respecto a las lectoras de romántica es que son:
¿No ven que se lo ponen muy fácil a la crítica, de esta manera, para que tilde a las novelas románticas de cursilonas, machistas y fáciles? Respecto a las conclusiones que he sacado yo:
1. Vivimos en un mundo capitalista. Qué remedio. 2. Qué pena. ¿Son más guapos los rubios que los morenos, los de piel clara a los de piel oscura? ¿Cambia una mente según su procedencia? 3. Por favor, por favor, por favor. ¿Qué es esto de que en el siglo XXI aún nos rijamos por los clichés de la virginidad o no de los protagonistas? Si el chico tiene derecho a no serlo, la chica también, y viceversa. ¿Por qué siempre tiene que ser él el que lleve la voz cantante? ¡Luego nos quejamos de que hoy en día siguen la violencia de género y la discriminación sexual de la mujer! ¡No me extraña, si seguimos leyendo esos ejemplos! 4. Por favor. Está claro que vivimos en un mundo capitalista (¿lo he mencionado antes?) y de apariencias, que lo que importa es el físico, pero, ¿qué? ¿Tenemos que discriminar a todos los feos o qué? ¿Realmente el ideal masculino de estas lectoras es un hombre con un buen cuerpo y una cara bonita que las maltrate (aunque eso no se especifique en el curso de la novela, pero leyendo algunas de ellas, es previsible que, después de la boda final, el protagonista acabará apaleando a la chica)? ¿realmente somos tan inmaduros que sólo sabemos apreciar el físico y no sabemos ver más allá?
En fin, no sé qué más decir. Me gustaría pedir que las novelas cambiaran, que las autoras dirigieran sus obras a un público más moderno, ¿pero qué caso tiene? En todo caso, yo siempre rezaré porque algún día la novela romántica aparezca como algo moderno, sin discriminaciones a la mujer, y aceptado por la crítica. ¡Que alguna autora nos salve del régimen autoritario que se sigue en este género, por favor!
"He abierto mi particular cápsula del tiempo y entre los muchos libros que llevaban guardados allí más de veinte años, estaba uno que me inició en la andadura de la novela romántica.
Jane Eyre es sin duda alguna una de las mejores novelas costumbristas del siglo
XIX. Publicada en el año 1847 por la editorial Smith, Elder & Company, esta novela salió a la luz bajo el pseudónimo de Currer Bell.
(…)
Las más de 500 páginas que tiene no son sino una magistral fuente de sentimientos encubiertos bajo caracteres muy dispares entre sí. Si Jane reúne en su corazón la bondad y la paciencia propias de su carácter sosegado, el señor Rochester oculta un corazón amargado por un pasado complejo que solo la dulzura y el corazón puro de Jane va a saber curar.
Llevada al cine en varias ocasiones y adaptada también a la televisión en una miniserie por la BBC, volverá a la gran pantalla con un guión adaptado por Moira Boffini y de la mano de un director aún por confirmar, pero será Ellen Page (protagonista de Juno) la encargada de volver a dar vida a tan emblemático personaje. Una entrañable joven que, con su carácter bondadoso y apacible, resultado de unas vivencias y unas enseñanzas rígidas en un colegio de caridad, Lowood, es capaz de hacer volver a creer en el amor a un hombre al que todo en la vida le importa un árdite.
Sin duda las dos versiones más afamadas son las de 1944, donde Joan Fontaine interpreta a la Srta. Eyre y el propio Orson Welles encarna al Sr. Rochester, y la de 1996, con William Hart y Charlotte Gainsborough en los papeles principales, y donde no podemos olvidarnos de la oscarizada Anna Paquin en el papel de la joven Jane.
(…)
Bajo un lenguaje rico y pausado, la srta. Brontë nos dirige por un camino largo y sinuoso no desprovisto de fe y ciertamente respeto, compresión y amor. El amor de una joven que no tiene nada en la vida salvo a sí misma. Despreciada por sus parientes y recluida en una escuela de caridad, la joven Jane solo encuentra apoyo en otra chica de salud frágil en esta institución. Matadas de hambre y encorsetadas en una estrecha disciplina bajo la supervisión del sr. Brocklehurst, la joven Jane creará un carácter firme bajo la apariencia de una dulce criatura.
(…)
Sin duda alguna, pocas veces una pluma ha sido dirigida por tan hábiles dedos ni mente más despierta. Una obra como Jane Eyre debería estar en cualquier biblioteca romántica que se precie."
“Hannah sintió compasión por Emmeline entonces, pero también sintió algo más. Se odió a sí misma al darse cuenta de que era alivio.
―¿Qué pasa? ―dijo Robbie.
Estaba muy cerca. Hannah se preguntaba cuándo se había movido para estar tan cerca de ella.
―Estoy preocupada por Emmeline ―dijo Hannah, retrocediendo un poco, con una pierna rozando el sofá―. Cree que sus sentimientos por ella son más de lo que realmente son.
―¿Y yo qué puedo hacer? ―dijo Robbie―. Ya le he dicho que se está equivocando.
―Debe dejar de verla ―dijo Hannah con calma―. Dígale que no le interesan sus fiestas. Seguro que no le supondrá un gran dolor. Usted mismo ha dicho que tiene muy poco de qué hablar con sus amigos.
―No, es cierto.
―Entonces, si no siente nada por Emmeline, sea sincero con ella. Por favor, señor Hunter, termine con esto. Si no lo hace, le hará daño y yo no puedo permitir eso.
Robbie la miró. Extendió el brazo y, suavemente, le recogió un mechón de pelo que se le había escapado de su peinado. Ella se quedó helada. Sólo era consciente de la presencia de él, sus ojos oscuros, la calidez de su piel, sus labios. Estaba muy cerca ahora. Hannah era consciente de su respiración, la podía oír, la sentía sobre su cuello. Él habló con delicadeza.
―Lo haría ―dijo―, en este mismo instante. ¿Pero cómo la vería a usted entonces?”
“Para el final había la escena de la boda. El capitán había cedido y había permitido que Alyona se casara con el oficial. Los recién casados se miraban, y los otros bebían vodka. —Nunca me voy a casar —susurró Tariq. —Yo tampoco —dijo Laila, pero no antes de un momento de duda y de nervios. No quería que su voz delatara su decepción por lo que él había dicho. Con el corazón al galope, añadió, más convencida que antes: —Nunca. —Las bodas son estúpidas. —Todos los preparativos. —Y todo el dinero que se gasta. —¿Para qué? —Para ropa que nunca más volverás a llevar. —¡Ha! —Si algún día me caso —dijo Tariq—, tendrán que hacer espacio para tres personas: yo, la novia, y un tío que me esté apuntando con una pistola. El hombre de la fila delantera los reprendió con otra de sus miradas. En la pantalla, Alyona y su nuevo marido sellaron sus labios. Mirando el beso, Laila sintió, de repente, que estaba llamando la atención. Se dio cuenta de inmediato de los golpes de su corazón, de la sangre agolpándose en sus oídos, de la presencia de Tariq a su lado, serio, quieto. El beso continuaba. Laila intentó no moverse ni hacer ruido. Sentía que Tariq la estaba mirando, con un ojo en el beso y el otro en ella, igual que ella lo estaba mirando a él. Se preguntó si estaría escuchando el aire que entraba y salía precipitadamente por su nariz, esperando la más mínima falta, una irregularidad reveladora, que traicionaría sus pensamientos. ¿Y cómo sería besarlo a él, sentir su pelo crespo de su labio cosquilleando sus propios labios?”
Gracias, Amy, por concedernos esta entrevista y contestar todas las preguntas que te han realizado las chicas del foro.
1 ¿Los sueños se hacen realidad? ¿Cuánto tiempo llevas escribiendo novelas románticas y cuánto ha pasado desde que comenzaste a escribir hasta ahora que has ganado el premio Terciopelo?
Aún no lo he ganado, y no sé si lo voy a hacer, jejeje. Eso ya lo decidirán las circunstancias y los jueces del premio. Llevo escribiendo novelas románticas (de hecho la única novela romántica que tengo terminada) desde los 16 años, y mira, han pasado dos años entre que empecé a escribirla y que la presenté a la editorial Terciopelo.
2. Cuando escribías para el foro, ¿te servían nuestras opiniones, y nuestros gustos a la hora de hacer la novela? ¿Has rectificado alguna novela cuando ya la tenías escrita, al tener en cuenta nuestras opiniones?
No, yo no escribo novelas para foros, las escribo para mí, porque a mí me gusta. De hecho, si no fuera porque no tengo dinero ni medios para hacerlo, yo misma publicaría mi novela y la presentaría a las librerías. Ante todo, una novela no es del público, es del autor, y si a alguien no le gusta algún giro del argumento, peor para él. La novela es una creación del autor, y los acontecimientos en la misma tienen que surgir de él, no del público.
3. ¿De qué va la novela? ¿Es histórica? ¿Por qué debo comprar tu novela?
La novela va de una muchacha, Lisette, que, siendo bastante pequeña, escapa del castillo de sus padres con su mejor amigo, y del camino que sigue a partir de ahí hasta conocer el amor verdadero. De ahí el título y la referencia a una “odisea”. No es histórica, pero sí es de época.
El libro no lo tienes que comprar, por supuesto. Que lo compre quien quiera, para regalarlo o para leerlo. A mí personalmente me gusta mi novela, pero comprendo que a no todo el mundo le suceda lo mismo.
4 ¿Cuáles son las autoras qué más te han influido?¿Por qué una novela histórica?
Mis autoras favoritas son las hermanas Brontë, Danielle Steel, Isabel Allende y Caridad Bravo Adams. Claro que siempre puedo descubrir más autores que me influyan, pero por ahora, éstas son las principales. Y repito, mi novela no es histórica, es sólo de época. La diferencia es esencial: no hay en ella acontecimientos históricos de ningún tipo, y todos los personajes son ficticios, que no reales.
5 ¿Cuesta mucho que te publique una editorial por el hecho de ser escritora española? Tu próxima novela ¿piensas escribir en la misma época o piensas cambiar?
La editorial Terciopelo organizó una convocatoria, y yo me presenté. Luego, que los jueces de la misma lean mi novela y dictaminen si la deben publicar o no. Supongo que mis posibilidades son mínimas, pero… confío en el destino y no pierdo las esperanzas.
Mi próxima novela ya la estoy escribiendo. También está ambientada en Francia, pero el ambiente es muy diferente del de La Odisea del Amor. La acción de la novela sucede en París, durante el siglo XVIII y principios del XIX, o sea que incluye los acontecimientos de la Revolución Francesa.
6 ¿Por qué es tan crítica consigo misma y le da tantas y tantas vueltas a sus novelas hasta que las enseña al mundo?
Y también que aproveche la ocasión para hablarnos de su autora favorita: Danielle Steel
Es muy importante ser crítica con una misma. No pretendo alcanzar la perfección, ni mucho menos, pero sí hacer mi novela lo mejor posible. No sigo consejos de aficionados, porque la novela es mía y las ideas referentes a la misma deben serlo también, pero, una vez terminada de escribir, la releo, para rectificar las faltas de coherencia o lo que no me acaba de gustar. Es habitual, cuando escribes una novela larga, que se te cuele algo que carece de coherencia o de sentido, por haber olvidado algún hecho anterior importante en la misma o por haber dado un giro que no me esperaba.
Sobre Danielle Steel, tengo poco que decir. Me gusta porque escribe de forma sencilla, nada complicada, y sin embargo, sus historias son maravillosas. Transmiten sentimiento y no caen en los típicos tópicos de protagonista femenina tonta y cursi o protagonista masculino héroe musculado, fuerte y con dificultad para expresar sus emociones. No sé, sobre todo, supongo que son las historias sencillas a la vez que bonitas.
7 ¿Ya tienes en mente otra historia?
Cuando tú eres la lectora ¿prefieres histórica o moderna?
Sí, ya he dicho, estoy escribiendo una novela ambientada en la Francia del siglo XVIII. Y también estoy empezando a crear otra, simultáneamente, ambientada en la Rusia de los zares. Sobre las historias, poco puedo desvelar.
Y como lectora, prefiero histórica. Pienso que las otras épocas, al sernos desconocidas, son fuente de mayor inspiración. Me imagino los salones, los castillos, los vestidos de las mujeres… para mí, la cotideanedad o el día de hoy son demasiado aburridos para ambientar una historia de amor en ellos, aunque nada es descartable.
8 ¿En qué se inspira para escribir sus magníficas escenas hot?
¿Piensas escribir algo ambientado en España?
No escribo escenas hot. No es algo que a mí me guste escribir. Yo soy autora de novela romántica, no erótica. Sí es verdad que puedo incluir alguna escena de sexo, pero muy, muy sutil y sumamente romántico. De sexo sin amor hablo muy poco. Pienso que la cuestión es escribir sobre amor, y no sobre sexo.
Sobre lo de novelas inspiradas en España, tengo una en mente (sí, tengo varias en mente a la vez, jejeje), una ambientada en la guerra civil española, con una chica que sufre sus consecuencias. Pero no diré nada más sobre el asunto hasta que esa novela no esté escrita o por publicar, para lo que todavía falta tiempo.
9 ¿Qué caracteriza a los personajes de tu novela?
Suelo crear a los personajes femeninos siguiendo mi ideal de cómo deberían ser, o como deberíamos ser en general las mujeres, vaya. Las hago sensibles, románticas, pero también valientes. Para hacer niñas tontas, mejor no las hago. La cuestión está en que tengan un poco de carácter para darle jugo a la historia.
Y por lo que se refiere a los protagonistas masculinos, supongo que son mi ideal de hombre, jeje. No, en serio, los hago románticos y sensibles también, capaces de arriesgarlo todo por amor. Muy típico, vaya, yo misma lo reconozco, pero no podría hacerlos diferentes.
9 ¿Creaste primero los protagonistas y en torno a ellas el argumento o del argumento nacieron los protagonistas? ¿Tenías claro lo que querías escribir o simplemente empezaste con una ligera idea y todo fue surgiendo? ¿Qué es lo que más satisfacción te ha reportado durante la escritura de la novela?
Buff… Supongo que primero creo la historia, y de ahí salen los protagonistas. Y mis historias suelen empezar con una idea muy simple, que luego voy ampliando hasta convertir en la novela completa. Pero, aviso, la mayoría de cosas que suceden en mis novelas, no están decididas desde el principio. Ésa es la forma de sorprenderme a mí igual que podría sorprender al lector. Una forma de leer mi propia novela, vaya.
¿Lo que más satisfacción me ha reportado? Si te digo que me emociono cuando los protagonistas se confiesan su amor y se entregan el uno al otro, ¿me creerías? Puede parecer muy cursi, pero eso es para mí lo mejor de escribir una novela romántica: las emociones que transmite.
10 ¿Qué fue lo primero que pensaste y en quien cuando te enteraste de que habías ganado el premio?
Aún no lo he ganado, pero sería una grata satisfacción si lo hiciera.
11 ¿Van a modificar algo de tu obra?
En caso de que mi novela resultara ganadora, me disgustaría que le hicieran cambios, porque mi novela es tal y como yo la he creado, no tal y como la editorial quiere venderla. Es una lástima que el arte esté hoy en día en manos de las empresas, cuando en realidad es algo íntimo, y propio únicamente de los autores. Podría aceptar algún retoque, pero nada más. Hay acontecimientos de la novela que pueden parecer nimios pero que para mí son sumamente importantes.
12 ¿Dónde y cómo te viene la inspiración? Por ejemplo ¿Necesitas ponerte delante del ordenador y te va saliendo la historia, o que estas haciendo cuando te viene la inspiración?
No, a lo mejor estoy un día en el tren y me surge la inspiración. Es algo imprevisible y me va por temporadas. Hay épocas, como la actual, en las que no estoy nada inspirada, y otras en las que no estoy nada concentrada por estar todo el día pensando en lo próximo que sucederá en la novela. Pero no, la inspiración nunca surge a base de ponerme delante de la pantalla, no.
13 ¿Qué es lo más difícil para ti: el principio, cómo empezarlo, o como terminar la historia de forma que todo encaje?
¿Por qué te has decidido a escribir literatura romántica? ¿Has escrito algo en otros géneros?
Para mí lo más difícil es el final. De hecho, voy a decirte algo, que sí, es contradictorio con lo que decía anteriormente sobre el poder de creación del autor. Mira, cuando estaba terminando de escribir mi primera novela, La Odisea del Amor (la que presenté a la convocatoria de Terciopelo), escribí en un foro de telenovelas que suelo frecuentar si preferían finales felices e idealistas o desdichados y realistas, y todos me dijeron que, aunque pareciera muy típico, preferían los finales felices. Pensé que los consumidores de telenovelas tenían mucho en común con los de novela romántica, así que seguí el consejo, e hice que la novela terminara bien. De hecho, yo misma estaba dudando, porque yo también me habría decepcionado si hubiera hecho que los dos personajes principales murieran, como tenía planeado.
¿Por qué novela romántica? Es mi género favorito. Todo el mundo habla de amor, por lo que yo no entiendo por qué los críticos le dan tanto la espalda a este género. A mí lo único que me inspira es este género y este tema. Por ahora, no podría escribir otro género.
14 ¿Te van a publicar con tu nombre o con pseudónimo, como parece que siempre hacen?, ¿Varía mucho la novela a la que escribiste en un principio?, ¿te han hecho poner o quitar escenas, páginas?, ¿has sido tú la correctora (si es que has corregido algo)?
Como ya he dicho antes, aceptaré las correcciones, pero sólo las mínimas. Nada de transformar la novela que yo había escrito en un principio en una nueva. Mi creación es mía.
Y con respeto a lo del pseudónimo, sí, yo prefiero que me publiquen con un nombre falso, porque soy muy tímida y no quiero que mi nombre real salga a la luz, jeje.
15- Yo quisiera saber si estabas pensando en alguien en particular cuando has escrito sobre los protagonistas, él y ella. No sé si me explico, si te has inspirado en una hermana, en algún compañero de trabajo, en una vecina...
Nada que ver. Las imágenes de los personajes las tengo en mi mente, pero no me he inspirado en nadie en particular. Tal vez he cogido rasgos de varios personajes del mundo de los famosos, pero no me he basado en nadie en especial. El caso es que los visualizo y no me recuerdan a nadie en concreto.
16 ¿Has sido autodidacta o has hecho algún cursillo o carrera para aprender a escribir tus novelas?
No. Pero que no lo haya hecho no significa que no lo haga. Puede que publiquen mi novela, pero eso no significa que ya sea una autora profesional. Por eso es que quiero seguir formándome y perfeccionarme, y estoy pensando en apuntarme a algún cursillo que me ayude a mejorar mi escritura.
17 ¿Lo primero que escribiste fue una novela extensa? ¿O por el contrario comenzaste con relatos cortos? ¿Cuándo te diste cuenta de que tu verdadera vocación era esta y comenzaste a escribir?
Escribo desde muy pequeña, y entonces, ya con los cuentos que hacía, me decían que redactaba muy bien. Modestia aparte, lo siento. El caso es que siempre he querido ser escritora y esta idea se ha ido moldeando en mi cabeza hasta llegar a la conclusión de que quería ser autora de novela romántica. Esto fue cuando tenía trece años, que fue cuando empecé a escribir foronovelas. Luego, a los 16 empecé con las novelas románticas… y hasta hoy.
18. Al parecer tendrás que realizar la promoción del libro, supongo que te
harán fotos y entrevistas. ¿Has pensado en ello, como crees que vas afrontar ese mundo?
Me da horror, pero lo voy a enfrentar, porque es el precio que hay que pagar por publicar una novela. Pero como para mí esto es tan gratificante, no tiene precio y me enfrentaré a los medios de comunicación. Tendré que aprender a hablar en público y delante de las cámaras, pero si no era ahora, otro día tendría que ser, ¿no?
“Mamá Elena le ordenó a Tita que fuera a la cocina por unos bocadillos para repartir entre todos los presentes. Pedro, que en ese momento pasaba por ahí, no por casualidad, se ofreció a ayudarla. Tita caminaba apresuradamente hacia la cocina, sin pronunciar una sola palabra. La cercanía de Pedro la ponía muy nerviosa. Entró y se dirigió con rapidez a tomar una de las charolas con deliciosos bocadillos que esperaban pacientemente en la mesa de la cocina. Nunca olvidaría el roce accidental de sus manos cuando ambos trataron torpemente de tomar la misma charola al mismo tiempo. Fue entonces cuando Pedro le confesó su amor. ―Señorita Tita, quisiera aprovechar la oportunidad de poder hablarle a solas para decirle que estoy profundamente enamorado de usted. Sé que esta declaración es atrevida y precipitada, pero es tan difícil acercársele, que tomé la decisión de hacerlo esta misma noche. Sólo le pido que me diga si puedo aspirar a su amor. ―No sé qué responderle; deme tiempo para pensar. ―No, no podría, necesito una respuesta en este momento: el amor no se piensa, se siente o no se siente. Yo soy hombre de pocas, pero muy firmes palabras. Le juro que tendrá mi amor por siempre. ¿Qué hay del suyo? ¿Usted también lo siente por mí? ―¡Sí! Sí, sí y mil veces sí. Lo amó desde esa noche para siempre.”
"La carretera que seguía estaba despejada, y poco más allá se internaba en un valle, por entre cuyas laderas se veía serpentear su blanca cinta. Llevaba recorrida ya casi toda la hondonada y remontaba el declive occidental, cuando, al detenerse para descansar un poco, volvió maquinalmente la cabeza, movido de un raro impulso, como consciente de hallarse bajo el influjo de alguna voluntad extraña. La cinta del camino se estrechaba a sus espaldas hasta perderse de vista y al contemplar Ángel la lejanía reparó en un punto móvil que avanzaba en la blanca vacuidad de la perspectiva. Era una figura humana que corría. Y Ángel esperó con la vaga sensación de que alguien trataba de alcanzarle. Era de mujer la figura, pero tan lejos estaba de la mente de Ángel que su mujer pudiera seguirle, que cuando ya la tuvo cerca no pudo reconocerla con aquel traje tan distinto del de otros tiempos. Hasta que al fin, al tenerla junto a él, se cercioró de que era Tess. —Te vi salir de la estación... momentos antes de llegar yo... y te he venido siguiendo todo el camino. Estaba tan pálida y jadeante, y le temblaban de tal modo todos sus músculos, que Ángel no le hizo ninguna pregunta, y cogiéndole la mano y poniéndosela bajo el brazo, siguió adelante en su compañía. Con objeto de eludir todo posible encuentro, se apartó de la carretera y tomó por una senda que se internaba en un bosquecillo de abetos. Luego que hubieron penetrado un poco en la susurrante espesura, se detuvo y miró a la joven con aire interrogante: —¡Ángel! —exclamó ella, anticipándose a sus preguntas—. ¿No sabes por qué he venido corriendo tras de ti? ¡Pues para decirte que le he matado! Y una amarga sonrisa descolorida asomaba a la faz de Tess. —¡Cómo! —dijo él, presumiendo por lo insólito de sus maneras que fuera víctima de algún delirio. —¡Sí, le he matado..., no sé cómo! —prosiguió ella—. Tenía que hacerlo por ti, y por mí también. Una vez que le di en la boca con un guante tuve el presentimiento de que quizá algún día tuviera que hacer con él lo que he hecho hoy, por la trampa que me tendió, aprovechándose de mi poca experiencia y el ultraje que te infirió a ti en mi persona. Él, interponiéndose entre nosotros, labró nuestra ruina, pero yo no he podido hacer más que lo que he hecho. Nunca le quise, Ángel, como te quise a ti. Tú lo sabes bien, ¿verdad? ¿No dudas de ello? Yo me entregué a él desesperada, porque tú no volvías. ¿Por qué te fuiste tan lejos, Ángel? ¡Con lo que yo te quería! ¡No puedo comprender cómo pudiste hacer eso! ¡Aunque no te lo echo en cara, sino que únicamente te pido me perdones la ofensa que te hice, ahora que le he matado! Al correr tras de ti por esta carretera me alentaba el pensar que seguramente me perdonarías, después de lo que acabo de hacer. No me avenía a la idea de perderte para siempre. ¡No puedes figurarte lo desgraciada que era sin tu amor! ¡Esposo mío, dime que me perdonas, ahora que lo he matado!..."
HARDY, Thomas: Tess, la de los d'Urberville (1891)
Éstas son las 20 conclusiones a las que llegaron un grupo de lectores y editores en las II Jornadas sobre Novela Romántica (2008):
• CONCLUSIÓN 1: La novela romántica, a pesar de que poco a poco va mejorando su posicionamiento en los canales de venta y promoción, sigue siendo un género marginado sobre el que aún pesa el estigma de infraliteratura. • CONCLUSIÓN 2: Sigue sin haberse escrito un artículo periodístico serio y documentado sobre el género; la novela romántica continúa tratándose como una anécdota curiosa envuelta en un paquete rosa. • CONCLUSIÓN 3: La evolución de las portadas hacia un modelo menos explícito, ha podido favorecer la dignificación del género. Ha habido unanimidad sobre el acierto de este tipo de portadas, alejadas del estereotipo de hace unos años. • CONCLUSIÓN 4: Indudablemente las webs especializadas en el género vehiculan hoy día las inquietudes de los lectores, favorecen enormemente la imagen del género y ayudan a su difusión. Son, al igual que sucede con el mercado norteamericano, en parte responsables del auge que en los últimos años está registrando la literatura romántica. • CONCLUSIÓN 5: Aunque poco a poco, la novela romántica se va posicionando en las bibliotecas públicas. Este avance se debe a la tarea de bibliotecarias amantes del género y a la demanda creciente de los usuarios que las solicitan. • CONCLUSIÓN 6: No podemos hablar de que aún exista una Nueva Narrativa Romántica Española, aunque esa es la tendencia; las lectoras cada vez son menos reticentes a las autoras locales, las editoriales empiezan a confiar quizá debido al ahorro de costes, el mercado está en plena creación. Es un momento apasionante y quien apueste sólidamente se hará líder de este mercado naciente. • CONCLUSIÓN 7: Es necesario que las nuevas autoras de romántica en lengua hispana se diferencien, creen nuevos modelos. • CONCLUSIÓN 8: Al igual que en otros géneros antes marginados, sería valioso que aparezcan autoras que sean capaces de trascender el género (como por ejemplo Manuel Vázquez Montalbán en el caso de la novela negra) • CONCLUSIÓN 9: No hay unanimidad sobre las ambientaciones locales; algunos lectores prefieren el exotismo y otros lo extraordinario de lo cercano. Esto puede confirmar la conclusión nº 6. • CONCLUSIÓN 10: No hay una justificación para la mala calidad de muchas traducciones que se están vendiendo en España. Esto mismo debe aplicarse a las correcciones. Esta es una de las quejas más usuales de las lectoras. • CONCLUSIÓN 11: Las sagas son otro de los motivos de discordia del lector. Sería una aportación muy valorada el hecho de que se editaran ordenadamente, o al menos que se identificaran con el puesto que ocupan dentro de una serie a la que pertenecen. • CONCLUSIÓN 12: Da la impresión de que no se están teniendo en cuenta los gustos de los lectores españoles, sino que las tendencias editoriales vienen a resaca de las del mercado americano. Esto puede llegar a crear una divergencia entre lo que el público desea y lo que las abundantes editoriales ahora existentes ofrecen. • CONCLUSIÓN 13: La información sobre qué desea el lector se puede localizar fácilmente en las webs especializadas. • CONCLUSIÓN 14: Hay unanimidad en lo adecuado se clasificar la novela erótica, ya que en la actualidad se está vendiendo novela erótica como romántica‐erótica; dos géneros que en absoluto tienen que ver. Una clasificación del nivel de erotismo (como ya hacen algunas editoriales), sería bien acogida por el lector. • CONCLUSIÓN 15: el lector sacrificaría gustoso la tapa dura por el bolsillo, ya que el lector habitual de romántica hace grandes gastos en libros. • CONCLUSIÓN 16: Es un género sujeto a modas. En la actualidad ésta se llama erótica y muchas editoriales apuestas por ella. Sería interesante ver apuestas más arriesgadas, en nuevos subgéneros, desconocidos. Otras voces. • CONCLUSIÓN 17: Es una clave de éxito del género la capacidad de multiplicarse en infinitos subgéneros teniendo todos en común una historia de amor. Esta esencia es la que no debe perderse. • CONCLUSIÓN 18: No hay unanimidad sobre la saturación del mercado por diversas autoras; las más consolidadas siguen teniendo lectores fieles. Las nuevas se miran con lupa, debido al precio de los libros. • CONCLUSIÓN 19: Aunque es una contradicción con la conclusión nº 16, debido al precio de los libros, las lectoras se lo piensan a la hora de experimentar con autoras desconocidas. Esta tendencia parece que solo se rompe con las autoras españolas, que empiezan a levantar curiosidad, quizá por simpatía. • CONCLUSIÓN 20: La respuesta a la pregunta del enunciado fue poco optimista; se percibe poco riesgo por parte de las editoriales y menos en época de crisis global. Posiblemente no haya novedades en cuanto a nuevos subgéneros, despegue de la Narrativa Romántica Española, etc., con respecto a este año.
"JULIETA ¡Ah, Romeo, Romeo! ¿Por qué eres Romeo? Niega a tu padre y rechaza tu nombre, o, si no, júrame tu amor y ya nunca seré una Capuleto. ROMEO ¿La sigo escuchando o le hablo ya? JULIETA Mi único enemigo es tu nombre. Tú eres tú, aunque seas un Montesco. ¿Qué es «Montesco» ? Ni mano, ni pie, ni brazo, ni cara, ni parte del cuerpo. ¡Ah, ponte otro nombre! ¿Qué tiene un nombre? Lo que llamamos rosa sería tan fragante con cualquier otro nombre. Si Romeo no se llamase Romeo, conservaría su propia perfección sin ese nombre. Romeo, quítate el nombre y, a cambio de él, que es parte de ti, ¡tómame entera!
ROMEO Te tomo la palabra. Llámame « amor » y volveré a bautizarme: desde hoy nunca más seré Romeo."
“MARTA (cogiéndolo por el brazo izquierdo): ¡Sí, sí, te engaño! ¡Aún te engaño! ¡Ahora vendrá el otro! (Se pone a reír sarcásticamente.) MANELIC (alzando el cuchillo): ¡Te mataré! MARTA (riendo y llorando): ¡Mátame! ¡Mátame! ¡A que no me matas! MANELIC: ¿Qué iba a hacer yo? ¡No puedo, no! MARTA (cogiéndolo al ver que se aparta): ¡Cobarde! ¡Que ya se ve que te has vendido por dinero! (Coge a MANELIC para que la hiera.) MANELIC: ¡Pues ahí tienes! ¡Maldita! (La hiere en un brazo.) MARTA: ¡Ah! (Satisfecha.) ¡Por fin! MANELIC (tirando el cuchillo con espanto): ¡Oh, Dios mío! ¿Qué he hecho? MARTA: ¡Es sangre! ¡Sangre mía! ¡Y tú has sido…! (Sosteniéndose en la mesa.) ¡Oh, qué bien! ¡Me río! ¡Mira cómo me río! ¡Me río de alegría! MANELIC: ¡Maldito yo! ¡Maldito yo cien veces, que soy como las bestas salvajes! (Se queda sentado en una silla y se coge la cabeza con las dos manos.) MARTA (corriendo hacia él, cayendo de rodillas y abrazándose a él): ¡No, no! ¡Si te digo que estoy contenta! ¡Yo quiero que acabes conmigo! ¡Que yo quiero que me mates! ¡Ven! Aquí… ¡en el pecho! MANELIC (apartándose con terror): ¡No! ¡No! ¡Déjame! MARTA (llorando sin dejarlo apartar): ¡Es que yo no puedo vivir de esta manera! (Se va apoderando del corazón de MANELIC.) ¡Que he sido contigo la peor mujer del mundo; y eso no lo puedo cambiar! ¡Y el apsado de mi vida tampoco, que no hay fuerzas que lo cambien! (Con desesperación.) Ven, ven; que como quería vivir no tenía coraje suficiente para contarte lo que yo he hecho y he consentido, y ahora, que me vas a matar, te lo voy a decir todo, ¡ahora! MANELIC (que ha querido interrumpirla): ¡Sí! Dímelo. Dímelo. MARTA (sollozando con rabia): ¡Me han tratado como una piedra en el camino, que se aparta con un pie para que no estorbe! ¡Mátame! ¡Mátame! MANELIC (sujetándola, llorando) ¡Marta! ¡Ay, Marta! ¡Si no te puedo matar, yo, porque te amo! ¡Marta! ¡Te amo! ¡Te amaba desde allí arriba, cuando subiste tú, que yo era un pedazo de nieve que se fundió mirándote! Y te he amado todavía más al venir a verte, pobre de mí, bajando a saltos, como el agua de las cimas a juntarse con el agua de mar, ¡que dicen que es amarga! Que sea amarga; que lo sea; ella atrae como tú me atraes a mí; ¡porque te deseo y te amo, Marta! (Ella se quiere desprender de él con energía.) Y ahora todavía más, todavía más… porque… ¡porque yo no sé por qué, ni me improta saberlo! Porque me has engañado, tal vez; porque he sentido el calor de tu sangre; ¡porque te he respirado a toda tú todo yo! Y mira, por mí no hay leyes de aquí abajo ni nada que me detenga, que el viento y los rayos me han hecho libre, y quiero yo, porque lo quiero, besarte y morderte hasta el alma, y estrecharte en mis brazos ahogándote en ellos, confundiendo en un afán rabioso la muerte y la vida, como hombre y como fiera, que lo soy y lo quiero ser siempre, hombre y fiera, todo junto, todo, contigo y contra ti, y contra todo el mundo, contra toda la tierra. (La tiene en us brazos medio desmayada. Mira hacia la cortina y se la lleva rápido hacia el otro lado en sus brazos.) ¡Y ahora que vengan a quitármela! ¡Ira de Dios! ¡Que vengan! MARTA: Dios mío. MANELIC: Marta: ¡eres mía! (Levantándola en brazos y yendo a besarla.) MARTA: ¡No! ¡No! (No consintiéndolo y huyendo de él.) MANELIC: ¡Marta! MARTA (resuelta): ¡No! ¡Perdonarme así, no! Tú me eprdonas porque no lo sabes todo aún. Pues lo vas a saber en ese momento, y por mí misma. ¡Y luego que sea lo que Dios quiera! MANELIC: A saberlo, sí, pero no aquí abajo, Marta, que el cielo se ha ennegrecido con la peste de tantas miserias, y Dios no te vería la cara cuando hablaras. MARTA: Pues allí arriba; ¡y ahora mismo! MANELIC: Sí, vamos, sí, que allí se perdona todo; que no es como aquí abajo, donde todo se corrumpe. Qué asco. (Llevándosela.) Que allí arriba, Marta, incluso los cuerpos de la nieve se conservan; ¡qué harán si no las almas! MARTA: ¡Oh, vayamos, vayamos deprisa! (Van a salir.)”
“ ―¿Y tú? ―preguntó Antoine, con tono de preocupación, aunque Beata no pudo distinguirlo―. ¿Te van a arreglar un matrimonio con alguien? ―Espero que no. Y si lo hacen, no lo aceptaré. No creo que me case nunca ―dijo ella con una voz tranquila. Realmente, parecía sincera en lo que decía. ―¿Por qué no? ―Porque no puedo imaginarme queriendo a alguien que otros escojan para mí. El simple pensamiento me pone enferma. No quiero casarme con alguien a quien no amo, ni conozco, ni quiero. Prefiero quedarme sola para siempre. Había una gran vehemencia en su voz, y él lo vio; se sentía a la vez tranquilo y triste por ella. ―Para siempre es mucho tiempo, Beata. Algún día querrás tener hijos, y deberías tenerlos. Quizás conozcas a alguien y te enamores algún día. Sólo tienes veinte años, tienes toda la vida por delante. Parecía triste en su tono, y cuando ella lo miró, sus ojos se encontraron y la mirada se mantuvo durante largo rato antes de que ella le respondiera: ―Y tú también. ―Tengo una guerra en la que luchar. ¿Quién sabe si voy a sobrevivir? Los hombres están cayendo como moscas en los campos de batalla. Y cuando lo dijo, pensó en sus hermanos, y se arrepintió de lo que había dicho. ―Estoy seguro de que se acabará al final, pero se me hace difícil pensar en el futuro. Siempre he pensado que me gustaría quedarme soltero yo también. Creo que nunca he estado enamorado ―dijo él sinceramente, mirándola, y sus siguientes palabras la sorprendieron casi tanto como lo sorprendieron a él―, hasta que te conocí a ti. Se hizo un largo silencio después de sus palabras, y ella no sabía qué responder, excepto que ella también estaba enamorada de él, aunque se acababan de conocer. Era una locura lo que él había dicho, y lo que los dos sentían, pero era real, y no había nada que ninguno de los dos pudiera hacer para evitar ese sentimiento. Era algo imposible y ambos lo sabían, pero él lo dijo de todos modos.”
“El Zorro le explicó a Lolita que no había peligro de incendio, el humo era una distracción para salvar a esos hombres, la mayoría inocentes. Ella apenas entendía sus palabras, pero asentía como hipnotizada. ¿Quién era ese joven tan atrayente? Tal vez un forajido y por eso ocultaba el rostro, pero tal posibilidad, lejos de frenarla, avivaba su entusiasmo. Estaba dispuesta a seguirlo hasta el fin del mundo, pero él no se lo pidió, en cambio le dijo que volviera a arrimar los barriles y trastos frente a la portezuela, una vez que todos hubieran entrado al túnel. Además, debía prender fuego a la paja de los calabozos, eso les daría más tiempo para escapar, le indicó. Lolita, perdida la voluntad, asintió con una sonrisa boba pero la mirada ardiente. ―Gracias, señorita ―dijo él. ―¿Quién es usted? ―Mi nombre es el Zorro. ―¿Qué clase de tontería es ésta, señor? ―Ninguna tontería, se lo aseguro, Lolita. No puedo darle más explicaciones por ahora, ya que el tiempo apremia, pero volveremos a vernos ―replicó él. ―¿Cuándo? ―Pronto. No cierre la ventana de su balcón y una de estas noches iré a visitarla. Esa proposición debía tomarse como un insulto, pero el tono del desconocido era galante y sus dientes muy blancos. Lolita no supo qué responder, y cuando el brazo firme de él la rodeó por la cintura, no hizo nada por apartarlo, al contrario, cerró los ojos y le ofreció los labios. El Zorro, un poco sorprendido ante la rapidez con que avanzaba en ese terreno, la besó sin rastro de la timidez que antes sentía frente a Juliana. Oculto tras la máscara del Zorro podía dar rienda suelta a su galantería. Dadas las circuntancias, fue un beso bastante bueno. En realidad habría sido perfecto si no hubieran estado los dos tosiendo por el humo. El Zorro se desprendió de ella con pesar y se introdujo en el túnel siguiendo a los demás. Lolita necesitó tres minutos completos para recuperar el uso de la razón y el aliento, y enseguida procedió a cumplir las instrucciones del fascinante enmascarado, con el cual pensaba casarse un día no muy lejano, ya lo había decidido. Era una muchacha avispada.”
" Juan se ha alejado con firme paso, y Segundo lo observa curioso, viéndolo detenerse un instante frente a la cerrada puerta de la cabina. Ahí está ella, tras aquella débil barrera de tablas, indefensa, suya, puesta en sus manos por las leyes y la sociedad, dócil y blanda en aquella vida nueva y extraña. Piensa Juan que acaso Mónica de Molnar no le rechace ahora, piensa que acaso en ella también todo ha cambiado... Pero es sólo un chispazo de luz entre las sombras, y muy despacio vuelve la vista para quedarse mirando a aquellas estrellas que se reflejan en el agua, tan altas, tan puras, tan lejanas como aquélla con quien sin querer las compara, y musita: -¡No...! ¡No es mía... no lo será jamás...! -Soy suya... suya para siempre... Estremecida, temblorosa, exaltada, Mónica ha dejado escapar estas palabras que ante su propia conciencia desnudan la verdad de su alma. Durante largo rato ha mirado también aquella débil puerta, con el temor y el ansia de que se abra, con la esperanza inconfesable de que tras ella aguarde Juan... En ella chocan los pensamientos; contra ella van a estrellarse, tras la búsqueda inútil de sus almas perdidas. Bastarían unos pasos, una palabra, un desnudarse el corazón sin rubor... Pero ninguno de los dos da aquellos pasos, ninguno de ellos pronuncia aquella palabra, y, como Juan, ella ha vuelto la espalda, ha apoyado la frente atormentada en el redondo cerco de las estrechas ventanillas marineras, ha mirado el temblor de las estrellas sobre el mar... Si él la mirase de otro modo, si llegase hasta ella tierno o apasionado, si pudiera pronunciar en su oído aquel nombre que inútilmente repiten sus labios: -Juan... Juan... ¡Si tú me amaras...!"
BRAVO ADAMS, Caridad: Mónica (segundo volumen de la trilogía Corazón Salvaje, 1956)
" Escuché y de pronto rompí a llorar convulsivamente, estremeciéndome de pies a cabeza. Imposible soportar más lo que sufría. Cuando pude hablar, fue para expresar con vehemencia el deseo de no haber nacido nunca o no haber ido jamás a Thornfield... -¿Cómo? ¿Le disgusta tanto irse de aquí? -Me disgusta irme de Thornfield. Amo este lugar, y lo amo porque en él he vivido una vida agradable y plena, momentáneamente al menos, porque no he sido rebajada a vivir entre seres inferiores ni excluida de toda relación con cuanto es superior y dinámico. He podido hablar con alguien a quien admiro, en cuyo trato me complazco... Un cerebro poderoso, amplio, original... En una palabra, le he conocido a usted, Mr. Rochester, y me asusta pensar en irme de su lado. Reconozco que debo marchar, pero lo reconozco como podría reconocer la necesidad de morir. -¿Y qué necesidad tiene de irse? -preguntó de pronto. -Usted mismo me lo ha dicho, señor. -¿A propósito de qué? -De Miss Ingram, su noble y bella prometida... -¿Qué prometida? Yo no tengo prometida. -Pero se propone tenerla... -Sí, me lo propongo... -masculló. -De modo que debo irme. Usted lo ha dicho. -No: usted se quedará. Se lo juro y cumpliré el juramento. -¡Y yo le digo que me iré! -exclamé con vehemencia-. ¿Piensa que me es posible vivir a su lado sin ser nada para usted? ¿Cree que soy una autómata, una máquina sin sentimientos humanos? ¿Piensa que porque soy pobre y oscura carezco de alma y de corazón? ¡Se equivoca! ¡Tengo tanto corazón y tanta alma como usted! Y si Dios me hubiese dado belleza y riquezas, le sería a usted tan amargo separarse de mí como lo es a mí separarme de usted. Le hablo prescindiendo de convencionalismos, como si estuviésemos más allá de la tumba, ante Dios, y nos hallásemos en un plano de igualdad, ya que en espíritu lo somos. -¡Lo somos! -repitió Rochester. Y tomándome en sus brazos me oprimió contra su pecho y unió sus labios a los míos-. ¡Sí, Jane!"
" ―(...) Hoy Edgar Linton me ha pedido que me case con él y yo le he dado una respuesta. Pero antes de que yo te diga si ha sido negativa o afirmativa, dime tú cuál debería haberle dado. ―Realmente, señorita, ¿cómo voy yo a saberlo? Aunque la verdad es que, considerando la escena que usted representó en su presencia esta tarde, yo diría que lo prudente sería rechazarle, puesto que si le pidió en matrimonio después de ésta, tiene que ser o un estúpido sin remedio, o un loco temerario. ―Si hablas así no te digo nada más. He aceptado, Nelly; rápido, dime si he hecho bien o mal. ―¿Le ha aceptado? Entonces para qué discutir el asunto. Ha comprometido su palabra y no puede retroceder. ― Pero dime si debiera haberlo hecho, ¡di! ―Hay que considerar muchas cosas antes de poder responder como se debe a esta pregunta. Lo primero y principal: ¿usted ama al señor Linton? ―Y, ¿cómo evitarlo? Desde luego que sí. Entonces la sometí al siguiente interrogatorio, que para una chica de veintidós años no era indiscreto. ―¿Por qué le ama, señorita? ―Qué tontería, le amo, eso basta. ―De ninguna manera, tiene usted que decir por qué. ―Bien, porque es guapo, y es agradable estar con él. ―Malo. ―Porque es joven y alegre. ―Malo también. ―Porque me ama. ―Eso es indiferente para el caso. ―Y será rico, y me gustará ser la mujer más importante de la comarca, y estaré orgullosa de tener tal marido. ―Lo peor de todo; y ahora, dígame, ¿usted cómo le ama? ―Como todo el mundo, eres tonta, Nelly. ―En absoluto. ―Amo el suelo que pisa, el aire que respira, todo lo que toca, cada palabra que dice, su estilo, sus gestos, a él total y completamente, ¿y bien? ―Y por qué. ―Te lo tomas a broma y eso está muy mal. Para mí no es broma. ―Lejos de mí el tomarlo a broma, señorita. Usted ama al señor Linton porque es guapo, alegre, rico y porque la ama. Esto último no significa nada. Usted, sin esto, le amaría igual, probablemente, y no le amaría si no poseyera las cuatro cualidades anteriores."
"Tirante empezó a pasear por los pasillos del palacio, tratando de mostrar en su semblante y en sus gestos una profunda tristeza. En eso pasaba la Princesa, y viéndolo tan pensativo no puedo evitar decirle: ―Caballero, tengo compasión de vos al veros tan triste; os ruego, decidme cuál es vuestro mal. ―Señora, en pocas palabras os lo podría decir, pero pronto llegaría a oídos de vuestro padre, y eso sería la causa de mi muerte. ―¿Pensais, Tirante, que no soy capaz de guardaros un secreto? No temáis al contarme vuestras penas; yo las tendré encerradas dentro de mí, y ni a mi padre ni a nadie del mundo se lo voy a decir. ―Señora, ya que tanto queréis saberlo, no os puedo decir sino que estoy enamorado. ―Decidme quién es la señora que tanto os hace sufrir, que si os puedo ayudar en algo, de buena voluntad lo haré. Tirante puso la mano en la manga y sacó el espejo. ―Señora, la imagen que veréis me puede dar muerte o vida. La Princesa tomó el espejo. Con paso acelerado se dirigó a su cuarto, pensando que encontraría a una mujer pintada, y sólo vio su propia cara. Entonces, comprendiéndolo todo, quedó admirada."
MARTORELL, Jonanot: Tirant lo Blanc (Adaptación de Joan Sales)
“Había un vehículo oficial aparcado en la esquina siguiente. Un SS estaba inclinado con las piernas cruzadas, preparándose un cigarrillo. ―Parece que la chica ha aspirado el gas de la risa ―comentó con una sonrisa. El hombre joven no lo entendió. ―Pardon, monsieur? El soldado escupió algunos restos de tabaco. ―Es bonita, pero no me gusta ―dijo mientras la pareja desaparecía por una curva. Poco a poco, la risa fue disminuyendo. Me puse a caminar más rápido. ―¿Nos están siguiendo? ―preguntó Chantal, girándose. Yo la agarré por la cadera. ―¿Por dónde vamos? ―Hacia delante. ―Pero por allí volvemos a rue Jacob. ―Confía en mí. Llegamos a rue de Seine. Un automóvil negro nos seguía, moviéndose lentamente, vigilándonos. Reconocí el coche del equipo de Leibold cuando ya era demasiado tarde. Chantal sintió que dudaba. Dentro del vehículo había dos siluetas, y ambas llevaban gorras con visera. Apreté a Chantal contra mí, la giré de forma que estuviera de espaldas a la calle y la besé en la boca. Mis manos se colocaron sobre sus hombros, y luego bajaron por su espalda. Le toqué el trasero y la apreté todavía más. Mira, pensé. ¡Mira detrás de ti! Chantal hizo un sonido silbante. El coche estaba prácticamente delante de nosotros, moviéndose aún más despacio. Ladeé un poco la cabeza y vi la cara de Leibold en el espajo exterior. Yo estaba presionando con mi boca los labios de Chantal, y mis ojos se encontraron con los del capitán. Pero no vi ningún signo de reconocimiento en su mirada. Sólo se quedó observando la escena. Un hombre joven besando a una chica francesa. Sus ojos se quedaron en los míso durante lo que a mí me pareció una eternidad. Luego se fueron. El coche fue por rue de Seine y desapareció finalmente detrás de un camión de verduras. La calle estaba llena de gente, mirándonos en la sombra y hablando rápido. Otros se iban. Había besado a Chantal. Nos habíamos besado. Desde la distancia, oí una sirena, el sonido de pasos que se acercaban, palabras en alemán en la siguiente esquina. El ruido habitual volvía a aquel paseo.”
Artículo escrito por Polgara el 14 de mayo de 2006, publicada en un foro de literatura romántica:
"Si hacemos una encuesta entre un grupo de gente, nadie dirá que lee novela romántica. La novela romántica ha sido vapuleada porque el amor es un tema tan recurrente, y si encima como requisito debe terminar con final feliz parece que la cosa pierde seriedad. ¿Acaso la literatura no se inventó para plasmar emociones? El amor es una de las emociones que mas afectan al ser humano, luego, ¿por qué el género romántico está considerado un género menor?
Cuando pensamos en convertirnos en escritores, no pensamos en escribir una novela donde un chico conozca a una chica, se enamoren, pasen una serie de dificultades y terminen felices y comiendo perdices. No señor, nosotros nos imaginamos escribiendo esa gran novela que será tan original y tan exquisita que nos hará ser únicos. Pero, ¿por qué? El amor es un tema importante, el amor es el tema universal, el amor nos importa a todos.
La editorial Arlequín Ibérica vende miles de mini-novelas románticas en el mundo. Sus historias cotidianas sobre doctores y enfermeras, grandes ejecutivos y secretarias, vecinos, policías, bomberos, vaqueros, veterinarios, soldados… enganchan y son leídas. Pero no hay revistas que hablen de novelas románticas, ni de autoras románticas, y curiosamente se las cataloga como novelas rosas. De manera despectiva no catalogamos como literatura propiamente dicha un sector de ella que mueve muchísimo dinero.
Todo el mundo conoce a Dan Brown, escribió el Código Da Vinci, es un buen escritor (bueno, para algunos). Pero nadie conoce a Johanna Lindsay, una mujer que ha vendido muchísimos más libros que Dan Brown.
Johanna Lindsay ha vendido más de 54 millones de libros en el mundo, sus novelas han sido best-seller e incluso logrado ser numero 1 en ventas en la lista del New York Time. Ha sido traducida a doce idiomas y sus lectores siempre piden más. Johanna Lindsay se documenta bien para sus novelas, como Dan Brown. Ha recibido varios premios por su trabajo, está catalogada como una de las mejores escritoras en su terreno, pero cual ha sido su “fallo”: escribir sobre el amor con un final feliz.
Los finales felices no están bien vistos en la literatura. Parece que para que una novela sea buena el final debe dejarte un mal sabor en la boca. Novelas como “Amable y Tirano”, “Tierna fue la tormenta”, “Ángel”, “Valiente viento salvaje” encandilan a los lectores, pero aun así el mundo literario considera que no es literatura propiamente dicha. ¿Qué requisito debe cumplir un libro para considerarse literatura? ¿Acaso el género desvirtúa al escritor?
Gustave Flaubert criticó el género con su gran novela Madame Bovary: el gusto por el romanticismo debe ser castigado. Tal es el caso que aunque sea uno de los géneros que más dinero da a las editoriales y a los escritores, sigue siendo un género menor. Los libros que son superventas no son buenos libros, eso es lo que nos dicen los críticos. Se equivocan ellos o lo hace todo el mundo que lee. Si un libro gusta a mucha gente tiene que ser malo, insinúan que la buena literatura está al alcance de unos pocos.
Pero pensemos en todos los libros que tratan sobre el amor en la literatura española. La Celestina, La Regenta, Marianela, Fortunata y Jacinta… todos describen amor, emociones. Pero sin final feliz, el requisito primordial para ser una novela seria."
5. LA DAMA DE LAS CAMELIAS – Alexandre Dumas (1848) Sinopsis: Ésta es la historia de un amor entre un joven sin fotuna y una cortesana parisina. Ella, Marguerite Gautier, vende su cuerpo y jamás podría mantenerse fiel a un hombre. Pero ésta vez, al conocer a Armand Duval, sí. Su amor es idílico cuando deciden irse a vivir juntos en una casa del campo. Pero cuando empiezan a arruinarse y la reputación de Armand queda en entredicho, el padre del chico le pide a Marguerite que abandone a su hijo y vuelva a su anterior vida en París. Por qué la elección: Porque se trata de una gran historia de amor imposible, y ha servido como inspiración para muchas otras obras (la ópera La Traviata, por ejemplo). Hasta el momento, la novela más romántica que he leído. Versión cinematográfica:
Con la interpretación de Greta Garbo. Año 1936.
4. CUMBRES BORRASCOSAS – Emily Brontë (1847) Sinopsis: Una historia situada en la Inglaterra rural de finales del siglo XVIII. En el año 1801, el señor Lockwood presencia la extraña aparición del fantasma de una niña en la lóbrega mansión Cumbres Borrascosas. Su criada, Ellen Dean, que trabajó en esa casa, le cuenta una larga historia de amores, pasiones, odios y venganzas que abarca dos generaciones, condenadas por el amor imposible entre Catherine y Heathcliff. Por qué la elección: Porque, sin decir nada explícito, Emily Brontë nos explica con mucho arte los sentimientos amorosos de los protagonistas. Porque se trata de un amor que va mucho más allá de la muerte. Versión cinematográfica:
Con las interpretaciones de Merle Oberon, Laurence Olivier y David Niven. Año 1939.
3. DOCTOR ZHIVAGO – Boris Pasternak (1957) Sinopsis: Doctor Zhivago es la historia de un hombre, Yuri Zhivago, y de su lucha política y amorosa a lo largo de 40 años en la Rusia comunista. Casado con Tonya Gromiko, a quien quiere como una hermana, se enamora de Lara Antipova, una mujer que sufrió abusos sexuales durante su juventud. Por qué la elección: Porque es una de les grandes epopeyas jamás escritas, y porque contiene una gran historia de amor que, si bien no dura toda la novela, es muy intensa. Versión cinematográfica:
Dirigida por David Lean. Con las interpretaciones de Omar Sharif, Julie Christie y Geraldine Chaplin. Año 1965.
2. EL AMOR EN LOS TIEMPOS DEL CÓLERA – Gabriel García Márquez (1985) Sinopsis: En un pueblo colombiano, a finales del siglo XIX, Florentino Ariza se enamora perdidamente de una jovencita que se convertirá en una obsesión: Fermina Daza. Escribiéndose cartas en secreto, los dos jóvenes compartirán su amor, hasta que el padre de ella las descubre y mande lejos a su hija. Fermina olvida a su amado y se casa con otro; Florentino, incapaz de olvidar al gran amor de su vida, se desahoga con más de 300 amantes, pero ninguna de ellas le hace olvidar a la joven. Por qué la elección: Porque es una historia de amor que dura más de 50 años. Porque nos muestra un realismo mágico aplicado al sentimiento amoroso. Versión cinematográfica:
Con la interpretación de Javier Bardem. Año 2007.
1. ROMEO Y JULIETA – William Shakespeare (1595) Sinopsis: Ésta es la clásica historia de amor que todos conocemos, la de los amantes de Verona, Romeo y Julieta. Él era un Montesco, y ella, una Capuleto. Las dos familias estaban enfrentadas desde hacía siglos. Aunque los jóvenes trataron de disfrutar de su amor en secreto, pronto éste los llevaría al suicidio. Por qué la elección: Porque, aunque la historia transcurre sólo en cuatro días, es uno de los grandes clásicos que se han escrito sobre el amor, sin ser rechazados por la crítica. Todo el mundo conoce la historia de los amantes de Verona. Lo que Shakespeare quería ejemplificar en cada una de sus tragedias era un sentimiento arrebatador que llevaba a los protagonistas a la perdición. ¿Cuál sino el amor podía ser el mejor? Versión cinematográfica:
Dirigida por Baz Luhrmann. Con las interpretaciones de Leonardo diCaprio y Claire Danes. Año 1996.